martes, 27 de mayo de 2014

Presente, pasado, futuro y mayo

¡Hola, hola, caritas lindas!

Mayo ya está llegando a su fin y se nota. Por aquí tenemos días de verano asfixiantes y tormentas invernales. A la vez. Aunque cuando volví de España me recibieron con un mini invierno primaveral. Vamos, que tuve que volver a sacar las botas y los abrigos. Sí, en mayo. Ver para creer. 

Mis niños están más adorables y más insoportables que nunca y en el ambiente se palpa la emoción de la entrada en el cole. Ya han comprado las mochilas y ¡menudo ritual!: que si plumier, que si estuche, que si mochila adaptada para la espalda con tropecientos millones de bolsillos, que si bolsa de deporte... Todo ello a juego y con pegatinas intercambiables (que, conociendo a mis niños, acabarán en paradero desconocido la primera semana). Por supuesto todo carísimo a más no poder. Me acuerdo en mi época, cuando me tocaba reutilizar lo que podía de mir hermano antes de comprar nada (puf, vaya comentario más de abuela de cuéntame xD). Y estos niños tienen lápices para parar un tren y aún así ¡toma! Estuche completo con todos los accesorios... Aunque siendo sincera, me da mucha pena perderme el primer año de cole y todo lo que conlleva aquí en Alemania, pero bueno, le dejaremos la experiencia a la próxima au pair (que por cierto, ya está contratada y es de Ucrania).

Ayer cumplí los nueve meses. ¡Nueve meses! Madre mía, cómo pasa el tiempo. Si parece que fue ayer cuando llegué...Y aún así, cuando miro atrás y veo todo lo recorrido, lo que he pasado, lo bueno, lo malo... parece que haya pasado una eternidad. Nueve meses ni más ni menos, ¡pero si hasta podría haber tenido un bebé y todo!

En fin, que me lío.

El mes empezó con mi viaje a España. Como mi HF se iba de vacaciones un día antes de mi vuelo, decidí largarme de casa antes que ellos y mendigarle a una amiga un suelo donde dormir. No porque mis HP no se fiaran de dejarme sola en casa, sino porque, sinceramente, tenía miedo de olvidarme de cerrar ventanas/puertas/gatera, apagar esto y lo otro... Me negaba a llevarme un susto de muerte en medio del avión porque en ese mismo instante me asaltara la duda de si había cerrado la puerta con llave o no. Así que por el bien de mi salud mental, cogí mi maleta y abandoné el barco.
A pesar de llevar sin unos cuatro meses sin pisar tierras españolas, el viaje no me hacía especial ilusión. Y antes de que me tachéis de monstruo sin corazón, explicaré por qué. No es que no tuviera ganas de volver a ver a mi familia, ni muchísimo menos, pero... Mi vida aquí y mi vida allí son totalmente diferentes y, para qué os voy a engañar, esta me gusta más. Los viajes, las aventuras con los críos, los paseos en bici... Un millar de cosas que aquí son tan normales como respirar y allí son impensables. Pero bueno, a nadie le amarga un dulce y a unos días de relax total y no pegar palo al agua no se les puede decir que no.

Resumiendo un poco, me inflé de tortilla de patatas y pescado (aquí no se come prácticamente y lo echaba mucho de menos). Aunque vagueé mucho, aproveché para hacer cosillas que tenía por ahí pendientes, ver a unos cuantos amigos, hacer una excursión familiar... En fin, lo típico.

Altea, maravilla del mediterráneo




También me di cuenta después de pasar un día en la universidad con mis amigas lo diferente que será todo el año que viene, cuando ya no tenga a nadie con quien criticar a los profesores ineptos, con quien pasar las horas muertas entre clase y clase, a quien arrastrar a la biblioteca para buscar un libro de nombre indefinido, con quien hacer los trabajos de grupo y no tener reparo en decirnos "tu parte apesta"... Es el único momento desde que me fui, que me dio pena haberme ido. La idea de "volver a empezar" tener que hacer nuevos amigos, nuevos compañeros... Y no es que no los vaya a volver a ver, pero no será lo mismo. Pero bueno, ya asumí que sería algo de lo que me tocaría deshacerme cuando tomé la decisión y ahora toca apechugar.

Esta vez el viaje de vuelta fue estupendo. Llegamos con tiempo de sobra y no perdí ningún documento importante ni nada por el estilo. El vuelo fue genial, me dormí a la mitad y me desperté para aterrizar, así que ni me enteré. En el vuelo, por cierto, me encontré con un hombre que había sido profesor en mi instituto hacía como unos cinco años atrás, que luego lo encontré en el tren y luego en la estación, ¡el mundo es un pañuelo! Llegué viernes por la tarde a Colonia y volví a casa yo sola porque mi HM estaba con los críos. La verdad, es un poco triste cuando bajas del avión y no hay nadie esperándote, sentí una sensación de abandono importante, como si llevara un cartel encima que pusiera “nadie me quiere” jajaja.

Al contrario de lo que pasó en navidades, que volví con la moral por los suelos, esta vez llegué espléndidamente, decidida a aprovechar esos tres meses que me quedaban y exprimirlos al máximo. Ese mismo sábado fue el cumpleaños de mi mejor amiga en tierras alemanas, una mexicana que ya estoy empezando a echar de menos y que ha prometido que vendrá a verme en cuanto tenga la oportunidad. Coincidió además con Eurovisión y he de confesar que, aunque nunca he sido fan de este concurso, verlo fuera de casa hizo que naciera en mí una vena patriótica que no sabía que tenía. Y que además España no hiciera del todo el ridículo nos animó todavía más. Por no hablar de las copas que nos tomamos.

La semana pasó sin pena ni gloria y llegó el fin de semana. En teoría no teníamos nada planeado, pero en el último momento la madre de mi HM de dijo que el sábado era el Japan-Tag (día japonés) en Düsseldorf. Resulta que en esta ciudad vive la comunidad más grande de japoneses de toda Europa y un par de días al año celebran una unas jornadas con comida, música, puestos con cosillas típicas... Y nada, allí que fuimos. Aunque al principio fue un poco caótico, eso sí, básicamente porque la gente te dice “bueno, ya veremos” y te plantas a unas horas de salir sin saber con quién puedes contar y con quién no (MODO QUEJA: ON). Al final solo fuimos dos chicas más y yo, por lo que el viaje en tren nos salió algo caro (unos 14€, si hubiéramos sido cinco nos hubiera costado 8€...) pero mereció la pena. Cuando llegamos nos encontramos con una colección de gente de lo más variopinta: desde personas vestidas con el traje tradicional japonés (¡con las “chanclas” estas de madera y todo!), pasando por trajes más propios de la cultura pop japonesa, hasta llegar a todos los personajes de mangas/series/libros habidos y por haber. Con decir que nos topamos con tropecientos Pikachus, doscientas Sailor Moon, unos cuantos Narutos y compañía... ¡Hasta a Bilbo Bolsón vimos! (que no se yo qué pintaba allí, que de japonés poco xD). Eso sí, japoneses pocos. Llegamos a la conclusión de que los propios japoneses huyen de su propio día. Y al final de la noche hubo un castillo de fuegos artificiales bastante bonito. Llegamos a Colonia después de haber luchado con una marea enorme de gente para llegar a la estación y de viajar en un tren llenísimo.





El domingo tuve babysitting y cebé a los niños con crepes de todos los sabores y formas. Después de un par de malas experiencias, ya no me arriesgo a hacerles algo que no sepa que van a comer, así que mis platos estrella son pasta con salsa de bote y crepes. Lo sé, como ama de casa no tengo precio.

Y bueno, este fin de semana pasado no fue nada del otro mundo. El sábado fui a cenar con una amiga y el domingo nos recorrimos las calles de Colonia disfrutando del buen día que hacía. Que por cierto, nos perdimos. En el centro de la ciudad. Donde llevamos viviendo yo nueve meses y ella tres.








Lo que ha hecho importante este mes no ha sido lo que he hecho (que ya veis que no ha sido mucho), sino las conclusiones a las que he estado llegando. Ya huele a últimos días, la fecha de mi vuelta está casi marcada en el calendario (en dos días compraré el vuelo), ya estoy pensando en lo que tendré que dejar aquí y tirar y lo que me podré llevar... En fin, que esto se está acabando. Y no puedo dejar de tener la sensación de que no lo he aprovechado como es debido, que no he aprendido todo el alemán que debería, que no he sabido sacarle el máximo partido a toda esta experiencia...
Desde que volví de España estoy hablando un alemán horroroso y con la familia es todavía peor. De hecho, ellos deben de pensar que he desaprendido, porque os puedo asegurar que con ellos mi nivel es de A2. Pero de meter la pata en lo más fácil del mundo, hasta con los verbos modales. En serio. La única solución lógica que se me ocurre es que tengo asumido, por así decirlo, que delante de ellos hablo mal y eso, inconscientemente, me hace hablar mal. Que luego en clase o con mis amigas me expreso mucho mejor, pero lo que es aquí en casa... Y no solo con la familia, si no con los alemanes en general. Doy por hecho que como soy extranjera voy a hablar mal y... hablo mal. ¿Hay alguien por ahí que le haya pasado lo mismo? ¡Decidme que no soy la única!
Ahora estoy intentando leer más, estudiar un poco, hacer más tándems. No es que antes no lo hiciera, pero ahora me lo voy a tomar casi como una obligación. Sé que es un absurdo intentar hacer en dos meses lo que no he hecho en nueve, pero por lo menos lo voy a intentar.

Releyéndolo parece que igual estoy sacando un poco las cosas de quicio, pero es algo que no puedo evitar pensar. Igual es un efecto secundario poco común de los últimos días, la sensación de no haber hecho lo suficiente, de que podría haber mejorado más... ¿Ha valido todo esto la pena?

En fin, como ya he dicho, es imposible recuperar el tiempo perdido, pero intentaré irme de aquí con el mejor sabor de boca posible. Total, todavía me quedan dos meses que pueden dar mucho mucho de sí. Igual solo es cuestión de que ese "bloqueo" desaparezca y para eso necesito un pequeño empujoncillo (un una bofetada, quién sabe xD).
Me despido de vosotros antes de que mi mente siga desvariando y os veáis obligados a cerrar la página asustados :)


6 comentarios:

  1. Hola hola! Las chanclas de los japoneses. Jajaja, me has matado con eso.

    Oye! Que bonito es tu pueblo, no?

    Respecto al idioma, a mi me paso un poquito lo mismo cuando volvi de españa, o hay dias en q lo digo todo mal, es como que me cambia el chip. Puede que sea normal o que las dos seamos bichos raros xD.

    Yomla semana q viene cumplo un año aqui, y tenia la misma sensacion, que no lo he aprovechado como deberia... Pero luego miro fotos y se que he hecho un monton de cosas (tb mirando mi cuenta del banco jajaja) y respecto al idioma, soy capaz de ir a todas partes y entnderme, asi que tan mal no puede ser, y seguro q contigo igual :)

    Disfruta al maximo! Q si 9 meses pasaron rapido, 3 ni te cuento!

    Un beso!

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    1. Jajajaja Es que no sé cómo se llaman, pero lo importante es que se ha entendido, ¿no? xD
      No es mi pueblo, es una ciudad que hay bastante cerquita. Mi ciudad es todavía más bonita! ;)

      Ay, lo de la sensación de hablar mal... No sé, hay días mejores y peores, la verdad. Pero supongo que es lo que pasa, no somos nativas y aunque vivamos aquí no podemos absorberlo todo. Pero lo intentaremos! :D

      Sí, la verdad es que cuando miro las fotos, leo entradas antiguas me doy cuenta de que desde luego el tiempo aquí no ha sido perdido, desde luego. He hecho muchísimas cosas, he visitado un montón de lugares... Podría haber mejorado más, seguro, pero también podría no haber mejorado nada. Y como tú dices, soy capaz de entenderme e ir a todas partes, eso es lo importante :)

      Un besico, corazón! :)

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  2. Seguro que el aleman no va tan mal!!
    Disfruta de los ultimos meses al maximo. Yo vivre el primer dia de cole y guarde de los mios pero el tiempo libre sin niños lo va a disfrutar la futura, suerte la suya jajaja.
    Que suerte que volvieras con ganas, yo tengo cero de volver a Irlanda con lo bien que se esta en casita jajaj
    Besos

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    1. Jajaja Ahí va, intentándolo poco a poco.
      Los últimos meses los pasaré haciendo todo lo que me queda en la lista de cosas pendientes. No quiero irme y dejar algo en el tintero!
      La verdad es que te ha tocado la "mala" etapa, por así decirlo, cuando todavía no van al cole y tienes que estar con ellos. Por suerte mis niños van a la guarde y es casi casi como el cole (aunque mejor, porque como no tienen horario fijo, puedo recogerlos antes, después y no pasa nada si se nos hace un poco tarde :D )
      Mucho ánimo con la vuelta y a disfrutar, que a ti también te queda poquito! :)

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  3. Si te vale de consuelo por tu Alemán... cuando volví de Noruega era absolutamente incapaz de hablar Letón, ¡y aún incluso me costaba hablar Inglés! Eso me pasa por intentar recuperar mis conocimientos de Noruego...

    Y prácticamente nos queda lo mismo. Yo no llevo 9 meses como tú (hoy hago 4 aquí :P), pero también tengo la sensación de que podría haber hecho mucho más, y que me está pillando el toro (español, por la vuelta a españa, ¡ja!)... Por lo que también tengo la intención de exprimir estos dos meses que me quedan.

    Pero lo bueno de todo esto (siempre tiene que haber un lado bueno), es que sólo quedan dos meses para que volvamos y podamos quedar con tranquilidad a contarnos lo interesantes que han sido nuestras vidas y lo mucho que nos aburrimos ahora. :-)

    P.D.: Me encantan esas fotos, que rabia no poder permitirme ir a ver la ciudad aún u.u'

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  4. Me encanta tu blog, de verdad que soy tu fan! Soy mexicana y me llamó la atención que tuvieras una amiga mexicana en Alemania. Estoy interesada en vivir la experiencia Au Pair, pero tengo muchas preguntas de todo, habrá alguna posibilidad de que me pueda poner en contacto con tu amiga mexicana para que me cuente más?

    Saludos

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