Cuando una se plantea coger la maleta e irse a trabajar de au pair tiene que tener en cuenta un millón de cosas. Y no exagero. La familia, el idioma, los niños, las tareas del hogar, la ciudad, el papeleo... En fin, un conjunto de aspectos que hay que valorar detenidamente a la hora de marcharse.
Ser au pair, además de muchas otras cosas más, consiste en vivir con una familia distinta a la tuya, adaptarte a sus costumbres (que son diferentes a las tuyas) y luchar con su idioma que no es el tuyo. Por lo tanto, la elección de la familia es lo principal y más importante del proceso. Eso sí, también tenemos que tener en cuenta nuestras prioridades respecto al lugar (ciudad o pueblo), edades de los niños (bebés o adolescentes), o las tareas principales que queremos desempeñar (más cuidado de niños o más cuidado de la casa). Todo tiene que intentar encajar como si fuera una especie de sudoku para conseguir pasar un año felices y recordar el año vivido como una experiencia maravillosa y no como un suplicio.
Después de casi dos meses por tierras alemanas, casi un año leyendo infinidad de blogs y la experiencia personal de un par de amigas en la mano, he llegado a varias conclusiones y todas ellas se resumen en saber elegir bien con quién queremos pasar un año.
Particularmente, a mí me daba igual a qué ciudad de Alemania irme. Si bien es verdad que la zona del suroeste (Stuttgart, Heidelberg...) me atraía mucho, no estaba cerrada a otros lugares. Una amiga mía, cuando buscaba a su HF me comentó que estaba barajando varias familias. Todas parecían maravillosas, pero justo la que menos comodidades le ofrecía vivía en Frankfurt. Y a ella le encantaba Frankfurt. Esta chica prefería vivir en la ciudad de los bancos a pesar de que no le pagaban el curso de alemán, ni el Monatskarte... Si lo pensamos un poco, las ciudades se pueden visitar y siempre van a estar ahí, pero con quien tienes que lidiar cada día es con la familia. No os dejéis llevar por la zona, porque podréis rechazar a una familia perfecta simplemente porque no vive en X ciudad y aceptar otra que no sea lo que buscáis. Viviréis en vuestra ciudad favorita, sí, pero, ¿a qué precio?
Otra cosa muy diferente es el tema ciudad-pueblo. No hay que dejarse llevar por la región o ciudad, pero sí por el tipo de población. En mi caso, vivo en un pueblecillo no muy grande, pero está a 20 minutos de Colonia y Bonn en tren. A mí me encanta, porque vivo en un pueblo tranquilo donde puedo encontrar de todo para el día a día, Correos, centro comercial, tiendas... Y cuando necesito algo más específico o simplemente ver una calle llena de gente y merodear por la gran ciudad, solo tengo que coger un tren. Habrá chicas que prefieran vivir directamente en la gran ciudad y acostumbrarse a los horarios de metro. Otras preferirán la tranquilidad de una casa en medio del bosque. Sobre gustos no hay nada escrito. Eso sí, si tu posible familia vive en una aldea de cuatro casas con una conexión horrorosa y a horas de una gran ciudad, tendrás que valorar si lo que ofrece vale la pena, si podrás tener coche propio para ir y volver o si te pagarían un taxi... Valorar, valorar, valorar.
Esto depende de la experiencia o no que tengamos sobre el cuidado de niños, nuestra paciencia o de lo que nos queramos relacionar con ellos, entre otros.
Los niños muy pequeños requieren muchísima atención y cuidados específicos (biberones y papillas, pañales, vigilancia casi las 24 hora del día...). Además, enfrentarse a un pañal sucio o a un lloro nocturno cuando no se ha cuidado de un bebé antes puede ser una auténtica odisea. En mi caso, nunca había cuidado de un bebé, por lo que descarté a este tipo de niños desde un principio. No digo que no haya chicas que se enfrenten a ellos sin haber cuidado de otros antes y sobrevivan, que seguro que las hay (¡un aplauso para las valientes!), pero para mi primera vez, yo prefería enfrentarme a niños a los que pudiera entender.
Por otra parte están los adolescentes. Normalmente este tipo de niños no necesitan cuidados especiales ni atención constante, simplemente prepararles la comida, ayudarles con los deberes o estar pendientes de algunas cosas más. Eso sí, preparaos para una guerra psicológica continua y frases del tipo "tú no eres mi madre". Además, estos niños saben que sus padres pagan a la au pair, por lo que a veces intentarán ir de jefecillos o pasarse de listos. Si nuestro nivel de alemán no es suficiente para mantener una discusión decente (mi caso), mejor buscamos otra opción.
Y luego están los niños de edad intermedia (entre 5 - 8 años), como los míos. En esta edad los niños te necesitan, pero no tanto como un bebé y no suelen ser tan despegados como un adolescente. Los puedes entretener contándoles historias o haciendo actividades con plastilina/ceras/folios de colores, por lo que para cuidar de estos niños tendremos que rescatar de nuestra memoria los programas de Art Attack que hayamos visto y tener siempre la imaginación a mano porque la vamos a necesitar. Pero claro, no todo es idílico. Estos niños van unidos a las rabietas. Las rabietas (véase, berrear porque sí un periodo de tiempo normalmente corto) aparecen en el momento más inesperado y suelen ser, en genera, por tonterías como: porque el agujero de la cabeza de la camiseta es demasiado estrecho, porque el agua para lavarse las manos está muy fría/caliente, porque has recortado algo demasiado recto...También es muy importante asumir que somos modelos para ellos, por lo que nuestro comportamiento tiene que ser ejemplar. ¿Que te apetece sentarte de cualquier manera en la mesa? En tu tiempo libre. Con los niños te tienes que sentar recta, sin apoyar los codos y con los cubiertos bien agarrados. Y como este, muchos ejemplos más.
Por lo que he visto y leído, la cantidad de tareas domésticas son inversamente proporcionales a las edades de los niños. Es decir, cuanto más pequeñas son las fierecillas más atención necesitan, por lo que las tareas del hogar suelen ser más ligeras. Sin embargo, conforme los niños son más mayores, requieren menos atención, por lo que la cantidad de tareas del hogar aumenta. Si prefieres enfrentarte a una olla sucia o a un aspirador antes que a un pañal, puede que encajes mejor en una familia donde los niños sean más mayores.
He de aclarar que esto son las conclusiones que yo he sacado después de leer muchos casos. Por supuesto, habrá chicas que a pesar de cuidar de niños muy pequeños tengan un montón de tareas. O al contrario, chicas que cuiden de niños más mayores y que no tengan prácticamente cosas que hacer. Sobre esto no hay nada escrito y cada au pair y cada familia son totalmente diferentes.
Desde luego, hay muchos otros factores que nos condicionan a la hora de elegir una familia u otra (habitación, baño propio o no...), pero siempre hay que intentar que todo encaje con lo que queremos. Quizá te paguen un sueldo más alto, pero no el seguro médico, por lo que te lo tienes que pagar tú y al final acabas con menos dinero que si cobraras el sueldo normal. O quizá solo te paguen la mitad del Monatskarte, pero ofrecen más tiempo libre o una habitación con televisión propia... Evidentemente, si esperas vivir en una mansión, con una criada que lo haga todo, cobrando un sueldazo y que los niños sean ideales y no sepan el significado de la palabra "gritar", te has equivocado de trabajo.
¿Y cómo se sabe todo esto? PREGUNTANDO. He conocido a varias chicas que han tenido muchos problemas porque "les daba vergüenza preguntar". No. Nunca. Si vas a vivir con una familia, tienes que saber TODO lo que tendrás o no tendrás en su casa, las tareas que tendréis que hacer (nada de "poca cosa", pedid una lista), si tienen animales y los tienes que cuidar tú... Y, por supuesto, todo acerca de los niños: desde a a qué hora se levantan hasta si les tenéis que ayudar a lavarse los dientes. Que nada os pille por sorpresa, porque aquí las sorpresas no suelen ser muy agradables...