miércoles, 29 de enero de 2014

Excursiones aupairiles: Dusseldorf

Es imposible no comparar Dusseldorf y Colonia: su situación a orillas del Rin, su importancia en la región, el carnaval... Mi HM nació aquí y gracias a que tenía que resolver unos asuntos me ofreció la posibilidad de ir con ella gratis. No me lo tuve que pensar dos veces.

Düsseldorf (Dusseldorf en español) es la capital del Bundesland NRW. A pesar de no ser tan grande como Colonia, esta ciudad moderna y elegante se ha convertido en un importante centro tanto de negocios como artístico de Alemania.

Al igual que Köln, el Rin atraviesa totalmente la ciudad aunque su nombre se lo debe a un pequeño río llamado Düssel. Son muchos los personajes históricos que han pasado por aquí y la han mencionado en sus textos: Napoleón la denominó “la pequeña París”, la visita de Goethe dejó huella en su obra Poesía y verdad y el poeta Heinrich Heine escribió varios poesías sobre esta, su ciudad natal.

Entre la antigua Colonia yl la joven Dusseldorf siempre hubo tiranteces que han perdurado a lo largo del tiempo hasta llegar a nuestros días. ¿Y de dónde viene esta rivalidad? Dusseldorf se fundó en el año 1288 y empezó a crecer a pasos agigantados. A Colonia, orgullosa de sus orígenes romanos y de la historia que le rodeaba, le “molestó” que este pequeño pueblo (como todavía lo siguen denominando) consiguiera cada vez más importancia en la región. Esto se agravó todavía más cuando después de la guerra declararon a Dusseldorf capital del Bundesland. Algunas anécdotas a destacar de este odio que nos cotó mi HM en el camino es que, por ejemplo, durante un tiempo no había señales en las carreteras que indicaran como llegar a Dusseldorf desde Köln (aunque no al contrario, recordemos que los ofendidos son los colonenses) y, por supuesto, no hay NINGÚN bar en Colonia donde se sirva la típica cerveza de allí (mientras que en Düsseldorf sí que se puede encontrar un par de lugares donde se pueda comprar Kölsch).

Esta vez nuestra ruta no empezó en la Hauptbahnhof sino en una parada de tren algo lejos (que es donde nos dejó mi HM). Desde allí cogimos el tren hasta la Hauptbahnhof y luego un metro hasta el centro (parada Steinstr./Königsalle). En realidad no está muy lejos y se puede llegar andando, pero ya que teníamos el billete del primer viaje lo aprovechamos.

La Königsalle (Avenida del Rey), también conocida como “”, es el orgullo de los habitantes y es considerada (o por lo menos eso pone en los folletos) una de las calles comerciales más bonitas del mundo. Es una calle preciosa, atravesada por un pequeño “río” donde se encuentran muchas de las tiendas más pijas selectas del mundo. Como fuimos en domingo no pudimos entrar en ninguna (ya veis, me quedé con las ganas de comprarme una gargantilla en Cartier), pero ver escaparates es gratis y con eso nos sobraba. Al final de la avenida hay un Tritón que, según dicen, la vigila.





Seguimos andando y llegamos a las puertas de dos de los museos más importantes de la ciudad y de Alemania. Como ya he dicho, Dusseldorf es un centro artístico de gran relevancia y sus museos no son menos. Entre ellos se encuentran el Museum Kunst Palast (que tiene obras de arte europeo desde la Edad Media hasta la actualidad), el K20 Kunstsammlung am Grabbeplatz (centrado en el arte del siglo XX, tiene obras de Picasso y Modigliani entre otros) y el K21 Kunstsammlung im Ständehaus (con obras del siglo XIX y, según se dice, la pintura de algunas todavía no se ha secado). Como íbamos con el tiempo justo no pudimos entrar en ninguno (creo que para ver este tipo de museos hay que ir con tiempo, tranquilidad y tener un mínimo de idea del tema, cosas que para nosotras en ese momento brillaban por su ausencia).

Musas de la música, el arte, la literatura y la arquitectura



También nos topamos con la iglesia de St. Andreas, una de las iglesias barrocas más bonitas de la región, pero como estaba en obras no pudimos verla por dentro. Tampoco pudimos entrar en el museo Mahn- und Gedenkstätte für die Opfer des Nationalsozialismus en memoria de las víctimas del Nacionalsocialismo (la entrada es gratuita pero estaba cerrado por obras).


St. Andreas Kirche
Seguimos caminando y llegamos a la Burgplatz, donde se encuentra la Schlossturm (Torre del palacio), que hoy en día es un museo marítimo, y una noria gigante. Nosotras no montamos porque preferimos ver Dusseldorf desde arriba en otro lugar y por un poco de yuyu también, que todo hay que decirlo.



Desde aquí ya se puede ver el Rin en todo su esplendor. Todo lo que a Colonia le falta en la orilla del río, Dusseldorf lo tiene. A un lado hay un paseo precioso (la Rheinuferpromenade ) y al otro se veía césped y un parque que iba a lo largo de toda la orilla.




Después de una parada para comer un par de galletas y beber agua, llegamos al ayuntamiento. En el centro de la plaza hay una estatua del elector Johann Wilhelm III (Jan Wellem para los amigos) que fue quien elevó la ciudad a centro artístico y cultural.



Toda esta zona conocida como Altstadt (casco antiguo) es simplemente preciosa. Está llena de restaurantes, cafés y bares (incluso nos topamos con un restaurante español que cobraba la friolera de 19€ por un plato de paella) y se le denomina “el bar más grande del mundo” por la cantidad de locales que se concentran ahí.










Tampoco pudimos pasar por alto que, a pesar de que el de Colonia es mucho más conocido, Dusseldorf también tiene un cariño especial al carnaval.


También nos pasamos por el museo de Heinrich Heine pero, para no variar en nuestro día, estaba cerrado. Sin embargo, nos encantó este poema dedicado a su ciudad natal que decora una fachada cercana.


¡Por cierto! Que no os extrañe ver una especie de muñecos haciendo el pino repartidos por toda la ciudad. Es el emblema de Düsseldorf y se remonta al año 1288, cuando la ciudad ganó la batalla contra Worringen y los niños lo celebraron dando volteretas por las calles. Otro símbolo que hay por todas partes es :D ¿Cómo no nos va a gustar una ciudad cuyo símbolo es una cara sonriente? Cada vez que lo veíamos nos alegraba el día un poco más.



No nos olvidemos que estamos en Alemania, donde la cerveza es la bebida protagonista. Si la Kölsch es la reina de Colonia, la Altbier (o Alts) lo es de Dusseldorf (evidentemente, que a nadie se le ocurra pedir una Altbier en Köln si no quiere que le escupan en la cara xD). Esta es una cerveza oscura, con un sabor más fuerte, más... más cerveza.


Lo último que vimos fue el Medienhafen, donde la arquitectura moderna es la protagonista. Y, por supuesto, una visita a la Rheinturm. El ascensor cuesta 5€ y puedes ver la ciudad desde unos 170 metros de altura. Incluso si el día es claro, se puede ver hasta Colonia (los piquitos de la catedral y un par de edificios).








El Rin a 168 metros de altura





¡Ah! Casi me olvido del palacio. Este lo vimos solo de pasada en el coche cuando mi HM nos llevó, pero si vais con tiempo, merece la pena pasarse a verlo. Aunque llevan varios años intentando que lo declaren Patrimonio de la Humanidad, todavía no lo han conseguido. El Schloss Benrath está a unos 10km del del centro y está rodeado de un lago y un parque preciosos. Es del estilo rococó y a mí me recordó mucho al palacio de Brühl.




Curiosidades a destacar:
  • El aeropuerto internacional de Dusseldorf es el tercero más grande de toda Alemania y salen vuelos con hasta 190 destinos diferentes.
  • Aquí vive la comunidad japonesa más grande de Alemania.


Sé que toda esta entrada está plagada de “precioso” por aquí y por allá, pero es que esta ciudad me maravilló. Tiene un encanto que no he visto en Colonia. Si bien es verdad que no tiene un monumento emblemático, es más tranquila sin tanto turista por todas partes y, para qué negarlo, más bonita. Si estáis por la zona es una visita casi obligada.


viernes, 24 de enero de 2014

Excursiones aupairiles: Aachen

La ciudad de Aachen (Aquisgrán en español) se encuentra en el Bundesland Nordrhein-Westfalien rozando la frontera con Holanda. A lo largo de la historia Aachen ha destacado por sus termas y la gran cantidad de minerales que se encuentran a su alrededor. De hecho el nombre de Aquisgrán, aunque suene a pueblo perdido en medio del desierto, proviene del nombre latino "Aquis Grani" y tiene su origen en el pueblo celta, que denominaban "Grannus" al dios del agua y las curaciones. Los romanos, que no se perdían una, supieron aprovechar los recursos de la ciudad y construyeron grandes baños termales.

Pero si por algo es realmente conocida esta ciudad es por haber sido la capital del imperio de Carlomagno. Fue él quien comenzó la construcción de la famosa catedral, así como del traslado de distintas reliquias religiosas: el paño de Pureza de Cristo, el camisón de parto de la Virgen y el sudario de Juan Bautista. En la Edad Media, Aachen se convirtió en un lugar de peregrinación comparable con Santiago o Jerusalén. Además, el propio Carlomagno está enterrado en la capilla que él mismo mandó construir.

A lo largo de los años, Aachen fue una ciudad importante, no solo por las reliquias sino también por la industria que se desarrolló en años posteriores. Es más, aquí se encuentra la Escuela Técnica Superior, una de las más importantes de Europa.

Durante la Segunda Guerra Mundial se destruyeron dos tercios de la ciudad, por lo que hoy en día conviven edificios modernos e industriales junto a construcciones llenas de historia.

Lo primero que me sorprendió de Aachen fue que la estación de tren está algo lejos del centro de la ciudad, por lo que hay que andar unos 10 - 15 minutos (dependiendo del volumen de fotos que se hagan en el camino) hasta llegar a la catedral. Es más, la oficina de turismo está también algo alejada, por lo que recomiendo pedir un mapa de la ciudad en el Reisezentrum(que es gratis) o comprar una pequeña guía en el quiosco de la estación  (vale unos 5€ y está en varios idiomas, hasta en español).

Aachner Hauptbahnhof
Una vez con el mapa en las manos hay que ponerse en marcha. Aachen no es una ciudad muy grande, por lo que en un día se puede ver tranquilamente. Eso sí, hay que tener en cuenta los horarios de apertura de la catedral y el ayuntamiento para no encontrarlos cerrados o en hora de misa (como me pasó a mí, que no pude ver el ayuntamiento por dentro porque cuando llegamos acababan de cerrar).

Uno de los primeros edificios que se cruzan en el camino es el Teatro Municipal (1822 - 1825), cuya fachada recuerda a un templo de la Antigua Grecia.


Un poco más adelante aparece la denominada Fuente de Elisa. Este edificio también recuerda a la Época Clásica y es ahí donde está la oficina de turismo. El nombre de la fuente proviene de la princesa heredera Elisabeth de Baviera y en las paredes hay placas de mármol con los nombres de personajes emblemáticos que han pasado por ahí.





Desde ahí ya se observa parte de la Catedral.

Como ya habréis imaginado, la catedral es la principal atracción de la ciudad. El exterior está formado por un conjunto de capillas, cada con una arquitectura diferente y el interior es... Simplemente maravilloso. Eso sí, si vais durante una hora de misa os tocará esperar (como me pasó a mí) ya que durante esa hora hay un señor en la puerta que "amablemente" te dice que si no vas a entrar a misa no puedes entrar. Por suerte solo duran una hora, más o menos, y mientras tanto visitamos otros lugares.



Entrada principal al Dom
Miniatura de la catedral
El núcleo central es un octógono que hizo construir Carlomagno. Con esta contrucción intentó demostrar la unidad entre Estado e Iglesia y, asimismo, recalcó su aspiración de convertirse en sucesor de los emperadores romanos.
En el siglo XV se añadió un coro gótico, en el siglo XVII una cúpula sobre el octógono original, en el siglo XVIII se construyó un portal barroco y por último en el siglo XIX se sobreelevó la torre. 
Después de tanto añadido, la Catedral se ha quedado tal que asi

Entrar en el Dom es gratuito y mediante unas cintas marcan la ruta que rodea el interior. El Coro solo se puede visitar con un guía (o por lo menos eso nos dijeron) pero desde fuera se puede ver. Además, por unos 2€ puedes visitar el que fue el trono de Carlomagno y ver el interior desde arriba. 
Si visitáis el trono os sorprenderá lo pequeñito que es (nada que ver con el Trono de Hierro de Poniente xD). Está situado sobre seis escalones, simulando al trono de Salomón.

Coro (la "cajita" dorada que se ve al fondo es la tumba de Carlomagno)


Un poquito más lejos, está la Cámara del Tesoro. Ahí se conservan muchas joyas y reliquias que desde la época de Carlomagno. Yo no la visité porque me pareció un poco cara (unos 5€ la entrada para estudiantes), aunque sí visitamos el patio interior.

El ayuntamiento, construido en el siglo XIV, está justo detrás de la catedral y no tiene desperdicio. La fachada norte, sobre la plaza del mercado está decorada con estatuas de soberanos alemanes y diversos escudos. La fachada sur, por el contrario, es más sobria y, a mí personalmente, me recuerda a un castillo medieval. Nosotras tuvimos mala suerte y no pudimos ver el interior, pero por lo que se ve en las fotos de la guía es bastante espectacular. 

Fachada norte
Fachada sur (con Weinachtsmarkt delante)

Y bueno, si Carlomagno quiso demostrar la unión de la Iglesia y el Estado con su catedral, lo que no faltan en Aachen son iglesias y catedrales. Las hay más modernas y más antiguas. Nosotras visitamos la iglesia de San Nicolás, que está cerca del centro (aunque estaba cerrada y nos quedamos con ganas de verla por dentro).




También nos acercamos al Castillo de Frankenberg, un pequeño castillo elevado y rodeado de un parque precioso.







Por último y no menos importante, si algo hay que comprar sí o sí en Aachen son las famosas Printen. Estas son una especie de galleta (originalmente con forma de muñeco, aunque hoy en día las puedes encontrar con forma cuadrada) que se come en Alemania en navidad (Lebkuchen) aunque aquí se consumen durante todo el año. Son muy especiadas y las hay desde las normales de toda la vida hasta con cobertura de chocolate y diferentes frutos secos encima. Son algo caras, he de decirlo, pero están deliciosas.


Nos dejamos muchas cosas en el tintero, pero en nuestra defensa he de decir que fuimos en diciembre (ya podéis ver el ambiente navideño de las fotos) y a las cinco de la tarde se hizo de noche, por lo que no pudimos ver nada más.

Si, como a mí, os gustan las ciudades no muy grandes con ese ambiente "alemán" Aquisgrán es perfecta. Y aquí os dejo unas cuantas fotos de las ciento y pico que tomé ese día que, por cierto, para ser diciembre hizo un tiempo maravilloso (para ser Alemania, claro xD).








¿Quieres saber más?

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