viernes, 29 de noviembre de 2013

Viva Colonia!

Es un delito que no haya escrito esta entrada antes, lo sé, pero desde que llegué aquí tengo la sensación de "casi" vivir en Colonia y con la idea de "si tengo tiempo de sobra para verla" todavía no he visto casi nada. Desde que aterricé en tierras alemanas, paso prácticamente cada fin de semana en esta maravillosa ciudad, además de que el curso de alemán también lo hago aquí, pero, qué queréis que os diga, para una chica como yo que viene de una ciudad no muy grande, encontrarse en la cuarta ciudad más grande de Alemania puede ser, cuanto menos, aterrador. El primer mes establecí una "zona de seguridad" (véase la Catedral y la calle principal) y de ahí no me sacaba nadie. Y no por nada, sino porque cada vez que salía de este círculo me perdía. Literalmente. Y cual  turista japonesa me tocaba mirar el plano y dar cuarenta vueltas por calles de apariencia poco segura para descubrir que lo que buscaba estaba justo en frente del punto de origen (yo y mi orientación inexistente). Poco a poco he ido abriendo el círculo, y menos mal, porque Köln es una ciudad maravillosa.

No han sido pocas las veces que he oído el comentario de "Colonia es la catedral y poco más". Bueno, cualquiera que tenga una guía turística sobre la ciudad entre las manos podrá afirmar que en Colonia hay mil y un sitios que merece la pena ser visitados y, desde luego, es muy absurdo quedarnos en "la catedral y el poco más". Por ello, para evitar hacer una entrada kilométrica, he decidido hacer una descripción por fascículos, para así ir añadiendo poco a poco todo lo que esta ciudad a orillas del Rin ofrece que no es poco.

Colonia (o Köln en alemán) es la ciudad más grande del Bundesland Renania del Norte-Westfalia (Nordrhein-Westfalen) (a pesar de que la capital del estado federado es Düsseldorf, ciudad con la que no tiene muy buena relación), y la cuarta de Alemania, después de Berlín, Hamburgo y Munich. Su nombre viene del latín Colonia Claudia Ara Agrippinensium, que hace referencia a Agripina, madre del emperador romano Nerón. Colonia ha tenido un papel importante a lo largo de la historia y ha destacado de entre otras ciudades por sus relaciones comerciales, por ser lugar de peregrinación al contener las reliquias de varios santos y de los Reyes Magos y por ser la residencia de personalidades como el Arzobispo de Colonia, uno de los principales cargos eclesiásticos del Sacro Imperio Romano Germánico. 

Fue brutalmente bombardeada durante la Segunda Guerra Mundial (se destruyó un 90% del casco antiguo) y la Catedral, a pesar de que no se atacó por ser un elemento de especial interés, quedó muy dañada. Esto hace que Colonia no tenga la típica apariencia de ciudad alemana con casas antiguas, sino que es más moderna, llena de edificios (algunos con una arquitectura nada envidiable) que se construyeron a corre prisa después de la guerra. Por ello mucha gente la tacha de "fea", pero a pesar de la destrucción y de la reconstrucción acelerada, Colonia todavía conserva edificios clásicos, iglesias y catedrales que le dan una apariencia moderna e histórica a partes iguales.
Colonia en 1945

Al hilo del párrafo anterior, este pequeño nacimiento se encuentra en medio de la estación de tren. Como se puede ver está el niño Jesús, María, y José, pero en lugar de estar en un portal de Belén de toda la vida, están en las ruinas de Colonia de 1945. Al hacer la foto vi a una señora bastante mayor casi llorando mientras lo contemplaba y, sinceramente, impacta.

La ciudad se divide en nueve barrios, cada uno de ellos con sus peculiaridades y sus características. Innenstadt, el centro, es donde se encuentran la mayoría de los lugares turísticos, mientras que los demás son barrios con mejores o peores casas donde viven distintos colectivos (por ejemplo, ya he oído varias veces que Müllheim es territorio turco mientras que Ehrenfeld es el barrio de los "artistas"). Si algo diferencia a Colonia de otras ciudades alemanas es que esta es una ciudad "abierta". Todos tenemos en mente los típicos alemanes estrictos y serios, mientras que aquí son más abiertos y simpáticos (bueno, hay de todo como en todas partes, pero esta es la tendencia general). También influye que Colonia es la ciudad de Alemania en la que más nacionalidades del mundo conviven y, además, contiene una de las comunidades homosexuales más grandes del país. Toda esta mezcla de culturas, ideales y maneras de vivir la hacen todavía más especial.

La "estrella" de la ciudad, el punto que hay que visitar sí o sí, donde se congregan los turistas y de donde huyen los lugareños es, como habréis adivinado, la Catedral. La Kölner Dom o Dom a secas es, como leí en no sé que guía, el Everest de las catedrales.Ya en época romana había en el mismo emplazamiento un templo y, tiempo después, una iglesia. La construcción se inició en 1248, pero unos trescientos años después se detuvo por falta de financiación. Estuvo parada casi otros trescientos años, periodo en el que se utilizó como establo e incluso como cárcel para las tropas de Napoleón. En 1880, el rey de Prusia realizó una generosa donación para que su construcción siguiera adelante. En 1996 la UNESCO la declaró Patrimonio de la Humanidad.
Desde mi humilde opinión solo hay una palabra que la describa: IMPRESIONANTE. Yo no soy muy viajera ni he visto muchas otras catedrales, pero esta en concreto te deja con la boca abierta. Los ojos no alcanzan a contemplarla entera y las cámaras se quedan pequeñas al intentar hacer una foto en condiciones.
La plaza está SIEMPRE llena de turistas y, en concreto los sábados, es casi imposible pasar por allí sin colarte de extra en una foto o sin que un japonés te pida  en inglés chapurreado que le hagas una foto con su cámara megaguay de última generación con más botones que una nave espacial.







Vista de la catedral desde la Hauptbahnhof
Copia del pináculo a tamaño real que hay encima de las torres
Kölner Dom de noche
Catedral al otro lado del Rin y puente de Hohenzollern



Vista de lejos, parece totalmente negra, pero según le de la luz puede parecer más o menos oscura. Y, una recomendación personal, si vais por ahí en invierno, ¡cuidado en la plaza! Hace un frío que pela xD

Y como aquí ya es Navidad, si tenéis la oportunidad de ir por estas fechas a Colonia os encontraréis con maravillosos Weinachstmärke (mercadillos de Navidad) donde quitaros el frío de encima con un Glühwein bien calentito y un gofre.
Weinachstmark am Dom


Y dentro de poco más y mejor :)

martes, 5 de noviembre de 2013

"Pase, está usted en su casa"

En primer lugar, quiero decir que estoy indignadísima con el tema de las becas erasmus. ¿Cómo pueden ser tan sinvergüenzas de quitar una beca, así de golpe, a MITAD DE CURSO? Indignante, de verdad. Cuando lo cuento por aquí la gente no se cree que tengamos una clase dirigente tan llena de palurdos y catetos.

Llevo ya varios días con una idea en la cabeza que no hay forma de quitarme de encima y creo que la mejor manera de darle forma e intentar buscarle una solución es escribirla. 
Como comenté en la entrada anterior, llevo dos meses aquí. El tiempo ya es bastante frío (esta mañana teníamos 3ºC,  y bajando), llueve constantemente y ya me queda menos para conseguir haber probado todos los tipos de panecillos que venden en las panaderías. Me estoy adaptando al país y a sus costumbres: las horas de las comidas, la señora que espera en la puerta de los aseos públicos a que le pagues, los camareros que te ponen otra cerveza sin preguntar, los horarios de los S-Bahn y los trenes... Esto me gusta, sí. Es diferente, es fresco y la idea de que un año pasa volando hace que intente aprovechar cualquier momento para aprender o conocer algo nuevo.
Eso sí, sigo siendo una invitada en esta casa. O por lo menos es como me siento. Pero antes de ponerme a despotricar sin freno de la familia, empezaré por el principio.
Desde que empecé a leer blogs e historias de au pairs, me hice a la idea de que la HF era, como su propio nombre indica, una familia de acogida. Si bien no es tu verdadera familia se puede considerar como un sucedáneo. Esto implica que si tienes algún problema puedes acudir a ellos, hablar de esto y de lo otro, participar en actividades familiares (desde hacer un bizcocho todos juntos hasta irte de vacaciones con ellos)... Y lo más importante, sentirte como en casa. Queda muy bien eso de "la au pair forma parte de la familia", sí, pero como alguien me dijo, ser parte de la familia no es el objetivo de ser au pair. Pero eso no quita que con ellos en casa o en otros momentos te sientas a gusto, cómodo. Como una pieza de puzle que, aunque es de otro color, encaja (olé y olé con la metáfora xD). Pues yo no encajo. O por lo menos todavía no he encajado. 
En la entrada anterior os hablé de la "bronca" de las manzanas. Esta no ha sido la única, ni la primera, ni mucho menos será la última. Y es que llevo dos meses aquí y todavía hay muchas cosas que no sé cómo funcionan o cómo deberían funcionar. Y me frustro. Porque cada dos por tres hay reglas nuevas, normas nuevas, cosas nuevas y parece ser que todo esto lo tengo que saber por obra y gracia del Espíritu Santo. ¿Cómo pretenden que sepa algo que es totalmente diferente para mí si no lo dicen? Hablando se entiende la gente, o por lo menos eso dicen. Y para muestra, un botón. El otro día, después de ayudar a mi HM a poner la mesa (estaba ya todo preparado para cenar) rondaba por la cocina esperando que bajaran los niños. Bajó el padre y le preguntó a mi HM "¿por qué Patricia....?" (no entendí el resto de la pregunta porque hablaban en susurros. Aleman y susurrado, nivel experto). Ella simplemente contestó "Españoles". ¿Españoles? ¿Qué tengo que hacer? Dímelo, porque igual simplemente no he caído y eso no significa que no no lo quiera hacer. El caso de las manzanas también es un buen ejemplo para ilustrar este tema. Aquí la fruta no está en la cocina, sino en el comedor (una sala enorme que está de decoración porque prácticamente no se usa). Un día después de comer me quise comer una manzana y allí estaban. Había unas amarillas de estas con manchas y chuchurías' (puaj) y otras rojas y algo verdes, como a mí me gustan. Inocente de mí, cogí una de las rojas. Al día siguiente cogí otra, y otra más para darles la merienda a los niños. Esa misma noche, después de cenar, vi que mi HM trasteaba en la cocina y que pesaba las manzanas rojas. "¿Eh? Por qué solo hay un kilo, debería haber kilo y medio, ¿alguien se las ha comido?" [Las indirectas. Mi HM es muy de indirectas. Y lo odio. Lo odio a morir. Si tiene algún problema me lo puede decir claramente, de forma amable si es posible, y ya está. Comentarios como "oh, falta X cosa en la nevera, ¿quién se ha habrá comido?" o "vaya, alguien se ha olvidado de hacer X cosa..." no son agradables. No sé si la mujer lo hace para evitar que el comentario resulte demasiado directo, pero consigue todo lo contrario. Ya no sé si cuando me dice algo es ironía o es una indirecta o qué coño es.] "Sí, yo". "Patricia, esto son manzanas para hornear, no para comer. Si quieres comer manzanas, son las otras" (leer esto con voz de asesino en serie). "Lo siento, no lo sabía. Si quieres puedo ir mañana a comprar más o...". "Déjalo, lo hago yo". Conseguido, cabreo al canto. Entiendo que se enfadara porque pensaba hacer mermelada de manzanas esa noche y no pudo, pero ¿alguien sabe distinguir las manzanas para hornear de las de comer cuando las ve? Llamadme tonta, pero yo no. No entiendo por qué si no quiere que coma algo, o que coja algo o que haga algo, no lo dice. O escribe una nota, o deja una señal. Algo. Pero que no pretenda que lo intuya de la nada. 
Igual soy una exagerada, pero desde entonces me da miedo comer cualquier cosa. "Igual esto lo necesita", "igual esto es para la cena de hoy". Abrir la nevera se convierte en una odisea, porque no sé qué puedo o no puedo coger. "De este pan no como, que queda poco", "de esto no voy a comer, que si no queda menos", "de esto solo hay uno, mejor lo dejo". O, si están en casa, preguntarles constantemente. En fin, horroroso.
Y el problema es que estoy harta de vagar por este limbo de incertidumbre e inseguridad y de no enterarme bien de las cosas. Vivo con una sensación perenne de que me estoy perdiendo algo, de que se me olvida algo. Y es asfixiante. Entiendo a los niños, a los profesores en la escuela, a otros compañeros, a las dependientas, al cartero, las conversaciones del metro... Pero no a mis HP. Mi HD no habla claro, lo juro. Ya puede estar hablándome del tiempo o del museo de no sé donde, que parece que lleve una cuchara metida en la boca. Y claro, después de unos cuantos "¿cómo dices?" y seguir sin entenderlo, opto por el "modo extranjero" que viene a ser sonreír y asentir (y rezar por que no fuera una pregunta). Tiene que pensar que soy tonta del bote, pero es que os prometo que no hay forma de entender a este hombre. Y mi HM.... Creo que habla para catedráticos. He estudiado cómo se puede decir de diferentes manera "poner la lavadora" en alemán. Pues ya me las puedo saber todas, que utilizará otra que suene a chino, literalmente. O lo dice tan rápido que no me da tiempo a relacionarlo. Y por si no ha quedado claro, lo repite el doble de rápido con cara de pocos amigos y con pinta de plantearse en qué momento contrató a una au pair tan cateta. Y a la hora de hablar yo, pasa algo parecido. En clase o con los niños hablo un alemán bastante decente, con su verbo al final en las subordinadas, sus casos más o menos bien empleados. Con ellos no. Mi alemán es horroroso cuando hablo con mis HP, pero horroroso de suspender el curso de A1. Que seguramente se preguntarán cómo consigo entender las clases con un alemán así. No obstante, he de decir que creo que he asumido que delante de ellos hablo mal, o que ellos esperan de mí que hable mal y por eso me bloqueo. O por lo menos es la solución más plausible que le encuentro. 

A veces pienso que "solo" llevo un mes aquí y que todavía estoy en la fase de adaptación. Pero muchas otras pienso que "ya" llevo dos meses aquí y que me he adaptado a todo lo demás excepto a lo más importante. Hasta ahora no he echado de menos mi casa, pero desde hace unos días... Echo de menos la seguridad, el sentirme cómoda, tener la confianza de hacer esto o de lo otro, de poder merodear por la casa en pijama, de estar a gusto. No me puedo imaginar cómo será mi vida si tengo que pasarme así los 7 meses que me quedan...
¿Hay alguien que esté/haya estado en esta situación? ¿Os sentís extraños en vuestra casa?

P.D: Después de releer esta entrada me estoy dando cuenta de que mi blog parece el muro de las lamentaciones xD ¡Prometo escribir cosas más divertidas o interesantes más adelante!

¿Quieres saber más?

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