miércoles, 26 de febrero de 2014

¿En serio 6 meses?

Como lo leéis. Seis meses ya desde que aterricé en el aeropuerto Cologne-Bonn con una maleta llena de ropa y una cabeza llena de ideas desordenadas. ¿Me adaptaré bien? ¿Me entenderé? ¿Me entenderán? ¿Me llevaré bien con los niños? ¿Me moriré de hambre?¿Me estarán esperando de verdad, o ha sido todo una broma?
Todavía recuerdo ese primer día, la primera mañana, el primer despertar. Casi casi como si fuera ayer. Cuando conocí a mis monstruítos rubios de ojos azules, sus miradas de emoción y algo de vergüenza (sobre todo en mi Mellizo 1 que, a día de hoy, es el niño de mis ojos). Me acuerdo de cuando el Mellizo 2 me dijo "estarás con nosotros un año entero". Fue como un jarro de agua fría. Claro que sabía que venía para tanto tiempo, pero enfrentarme a ello cara a cara... Eso fue otro cantar. Y yo, que soy la reina de las preguntas sin respuestas, no podía dejar de pensar en lo que pasaría si la rutina de aquí no me gustaba, el trabajo, los niños, el idioma... ¿Cómo podría aguantar un año haciendo algo que no me gustaba? ¿De verdad merecía la pena tanto esfuerzo?

Pero, consciente de que hablaban los nervios, hice de tripas corazón y empecé a vivir mi nueva vida. Lejos de los exámenes, los trabajos, las clases y los profesores. Lejos de todo sobre lo que, hasta el momento, había girado mi vida entera desde que tenía memoria.
Y no fue fácil. El olor de una casa nueva tan diferente y "hostil", la incomodidad de hacer mi día a día en un entorno diferente, la vergüenza de no saber dónde estaba mi lugar, la frustración de no poder expresarme como debería... 
Es lo que pasa con este tipo de aventuras. Te lo puedes plantear de mil maneras en tu cabeza, llevar mil planes, mil ideas, mil formas de hacer esto o lo otro. Puedes estar totalmente convencida de tu decisión, ser optimista a más no poder. Pero a la hora de la verdad... ¡Ay! Una no puede evitar pensar ¿dónde me he metido?

Han sido seis meses interminables y rápidos a la vez. Rápidos por los buenos momentos e interminables por los malos (de los que, desgraciadamente, ha habido unos cuantos). Siempre supe que me costaría adaptarme, encontrar un hueco en este nuevo mundo. Pero fueron tres meses de adaptación que casi acabaron conmigo. Tres meses de desganas, de malas caras, de mal humor, de días malos y días peores. No me planteé dejarlo todo y volver a casa porque siempre supe que el problema no era de la familia, sino mío. Y a día de hoy sigo pensando que otra familia no hubiera solucionado esos problemas. Y desde luego volver a España mucho menos.

Y al final, un día, al borde de la desesperación, de haber hecho de enfermera semanas y semanas hasta la extenuación, de vivir con la permanente sensación de perderme algo, de que me dejaba algo, un agobio de pensar que todo lo que hacía, decía o incluso pensaba era incorrecto... me desperté con un hueco, con esperanza, con ilusión. No me preguntéis como pasó porque todavía no le encuentro explicación. Supongo que fue la llegada de las navidades. Pensar que volvería a casa, con los míos, mi familia, mis amigos (o al menos lo que quedaba de ellos después de tres meses fuera) me abrió la puerta a pensar que, al volver, todo podría cambiar y ser diferente. O que, por lo menos, me esforzaría por intentarlo. ¿Curioso, verdad?

Y ¿qué puedo decir de mi vida hoy, seis meses después? No me puedo quejar. Y no es que no me queje, que me quejo, pero no puede ser más diferente a la del año pasado. Es inevitable tener algún día que otro malo, con la cabeza llena de pájaros y la mente más allá que acá. Pero por lo general, me siento muy optimista. 

¿Qué cosas me siguen pasando después de medio año en tierras alemanas?
Seis meses es un periodo considerable, pero todavía hay cosas que me pasan como si de la primera semana se tratase. Por ejemplo, me sigo despertando desorientada. Cuando suena el despertador por las mañanas, los primeros diez segundos son de caos total de "¿dónde estoy?".
Mis niños me siguen odiando por la mañana. Y lo comprendo. Toda la vida he odiado a mi madre por despertarme para ir al colegio, como mínimo los primeros 10 minutos del día. Qué ingenua era yo al pensar que los "déjame en paz" y los "no enciendas la luz y vete" durarían solo unas semanas. Eso sí, no puedo evitar perdonárselo todo cuando bajan a desayunar con una sonrisa de oreja a oreja y un "buenos días" que alegraría a cualquiera.
Aún así, sigo teniendo muchas peleas con estos bichos. Y es que, como alguna vez he asumido en este blog, yo no había cuidado de un crío en mi vida, o por lo menos el tiempo suficiente para entender la importancia de una colleja bien dada (algo que por cierto está prohibidísimo y, en mi opinión, quitaría muchas tonterías). Y claro, como una tonta pensé que eso sería solo al principio, hasta que aprendieran a "respetarme". JA. Si en el párrafo de antes he dicho que muchas mañanas llegan a la cocina con una sonrisa, no son pocas las que llegan con cara de pocos amigos, pidiendo guerra desde el momento que entran por la puerta y se niegan a plantar su bonito plato de plástico en la mesa. Niño con ganas de pelea + au pair recién levantada y sin un café en el cuerpo. Ya os podréis imaginar el resultado.

Y podría seguir contando cosas, pero las dejaré para otro día.
Eso sí, no todo es tan negativo o, por lo menos, ya  no soy tan novata.
Mi alemán patatero ha evolucionado a un alemán no tan patatero pero muy lejos de ser "perfecto". Pero oye, poco a poco, todavía me quedan seis meses más para seguir practicando. ¡Por cierto! Ya casi me he adaptado a la forma de hablar de mi HD, y casi casi entiendo todo lo que dice.

Además ya no me pierdo, ni en Colonia ni en Brühl. De hecho, ya no llevo los planos de las ciudades como un accesorio más en mi bolso. Más o menos me oriento en ambas ciudades y hasta sé indicar a otra persona cómo llegar a otro sitio. Que no tiene mucho mérito porque me muevo siempre por las mismas zonas, pero aquí lo dejo.

Esta entrada tiene un aroma a despedida. O por lo menos es la sensación que me da ahora al releerla y quitar burradas. Aunque bien pensado sí que es una despedida. Digo adiós a los meses más tristes, a sentirme perdida y desorientada. Eso ya queda para el recuerdo.

Foto de familia ;)


¡Cómo iba a olvidarme de ellos! Nuestras frutas tropicales: Kiwi y Mango

sábado, 8 de febrero de 2014

La Volkshochschule (VHS)

El otro día estuve ayudando a una au pair recién llegada con la solicitud de la VHS. La pobre llevaba un lío, porque había ido varias veces y cada vez le habían dicho una cosa. Y es que, entre tanto papeleo, AnmeldungenSprachberatung y otras adorables palabrejas de la lengua alemana nos vemos perdidas. Y si todo lo tienes que hacer en alemán, todavía más. Yo tuve muchísima suerte porque de todo eso se encargó mi HM cuando llegué (y menos mal, porque con el alemán catastrófico de mis primeros días yo sola poco hubiera hecho...). Si os vais/estáis de au pair en Alemania, bienvenidos al maravilloso mundo de la VHS.

La Volkshochschule no es ni más ni menos la escuela para adultos. Cada ciudad o grupo de ciudades tienen una propia y en ellas se dan clases de diferentes temáticas: historia, filosofía, informática, cocina, deporte, idiomas... También podemos encontrar excursiones por la zona, donde se aprende muchísimo sobre la ciudad/entorno donde vivamos. La gran ventaja de estas escuelas es que los precios suelen ser bastante asequibles y, más importante todavía, hacen descuento a las au pairs.

De entre la inmensidad de cursos que la VHS ofrece, los que nos interesan son los de Deutsch als Fremdsprache (alemán como lengua extranjera). Pero antes de empezar hay que seguir una serie de pasos.


1. Elegir la escuela/el curso. Antes de nada tenemos que pensar que no estamos aquí de vacaciones y que tenemos un horario que cumplir, por lo que el primer paso es ver cómo podemos compaginar nuestra vida laboral aupairil con el curso de alemán. Si hay varias VHS a vuestro alrededor (por ejemplo, yo tengo la de Brühl, que es más pequeñita, y la de Colonia), no descartéis la que esté más lejos o la más pequeña a la primera de cambio. Tened en cuenta que en las grandes ciudades es más fácil conocer a otras au pairs (aunque yo soy el ejemplo de que esto no siempre es así xD) y que ofrecen mayor variedad de cursos, horarios y niveles, por lo que igual merece la pena hacer el esfuerzo de moverse de ciudad para hacer un curso que nos encaje a la perfección. Haceos con un folleto de los cursos de inmediato (los podréis encontrar en la propia VHS o en algunos lugares determinados) o mirad la oferta de cursos en internet (aquí está la de Brühl y aquí la de Köln). Si, por ejemplo, pensáis que tenéis un B1/B2 mirad esos cursos, anotad horarios y comparar. Cuando ya tengáis una idea de lo que queréis hacer y de los horarios, seguimos con el segundo paso.


2. Sprachberatung. Seguramente tendremos una idea del nivel que tenemos antes de irnos, pero antes de nada tendremos que hacer una prueba de nivel. Esta es obligatoria si es la primera vez que os apuntáis a un curso. Si, por el contrario, ya habéis hecho alguno en la VHS no hace falta. Lo primero que tenéis que hacer una vez que aterricéis en Alemania (además de deshacer la maleta y acostumbraros a vuestra nueva vida) es buscar cuándo es esta prueba de nivel. Esto es muy importante porque cada escuela tiene unas horas específicas a la semana para ello. Si vamos en otro momento, la señora de la oficina nos dirá muy amablemente (o no) que volvamos otro día. O puede que nos hayamos saltado el único día de asesoramiento y nos hayamos quedado sin curso.

En Colonia el horario es:
Lunes y martes, de 15 a 18h.
Jueves, de 10 a 12h.

En Brühl solo tienen un día, el de este trimestre fue el 28 de enero, de 18 a 19.30.

¿En qué consiste esta prueba de nivel? No os preocupéis, que no es nada del otro mundo. Las que ya lleven algún tiempo recorrido en el tema de los idiomas no os resultará nada sorprendente. Supongo que en cada escuela es diferente, pero suelen ser los ejercicios típicos de escuela de idiomas de toda la vida. 
En concreto, a mí me pusieron un texto con huecos para rellenar (aquí había un poco de todo: declinaciones de adjetivos, terminaciones de verbos, pasivas...) y escribir un texto sobre un fiesta de mi país (yo escribí sobre las navidades, porque no se me ocurría otra cosa). Recordad que no tenéis que escribir la Biblia en verso, simplemente hacerlo lo mejor que podáis y si una respuesta no la sabes, no la contestes. Después de eso te hacen una pequeña "entrevista" para ver cómo te desenvuelves (preguntan lo típico: de dónde vienes, qué haces en Alemania, dónde has estudiado alemán...). Si no hay mucha gente, suele durar unos 15 minutos o incluso menos, depende de las ganas de trabajar que tenga la profesora. 

3. Selección del curso y pago. Una vez que ya sabéis el nivel que tenéis, podéis elegir el curso. Si no os habéis saltado el paso 1 llevaréis trabajo adelantado y solo tendréis que señalar el que queráis. De la otra manera puede que tengáis en mente un curso en concreto y que justo ese no lo puedas hacer por una u otra razón (¿a que no sabéis a quién le pasó eso? Consejitos vendo...). En la VHS además hay varios tipos de cursos: los intensivos y los Schnellkurs
  • Los cursos intensivos son los cinco días a la semana y suelen costar casi unos 500€. Lo bueno de estas clases es que te metes el alemán en vena y avanzas muchísimo. Lo malo (que no es solo el precio) es que para hacer estos cursos tienes que ir al día con los deberes, estudiando... Porque si no se te acumula la materia y al final te saturas y no aprendes nada. Para mí sería imposible realizar uno de esos porque no tendría tiempo físico para llevarlos al día. Además, tanto si lo pagáis vosotras como si lo paga la familia, el precio suele descartarlos al instante.
  • Los Schnellkurs ("cursos rápidos" por así decirlo) son dos días a la semana, tres horas al día. El precio suele rondar los 160 -190€ dependiendo de la VHS. Seguramente este es el que os pagará la familia y son los más cómodos para nosotras. No exigen tanta dedicación como los intensivos y se pueden llevar al día cómodamente.

Con el curso elegido y la solicitud hecha, solo os falta una cosa: pagar. Si las familias cogen las VHS es porque aquí tenemos descuento por ser au pair. Dependiendo de la escuela, este es mayor o menor (en Köln es del 25% y en Brühl del 40%). Para que os hagan el descuento es imprescindible llevar el contrato. Pero cuidado, porque aunque estemos en Alemania, la burocracia es lo que es: una mierda. Puede que os lo pidan, puede que se fíen de vosotras y no os lo pidan, puede que no os lo pidan y que a las dos semanas te manden un correo diciéndote que tu inscripción no está completa porque falta (hechos reales)... Por lo tanto, llevadlo. Y si no os lo piden, tenedlo a mano porque puede que luego lo necesites. 
¡Ah! Puedes pagar con un ingreso bancario o en metálico y en el caso de cancelarse os devolverán el dinero.

Cómo NO apuntarse a la VHS: catástrofes varias con final feliz
De los errores se aprende, y yo he aprendido mucho de todo esto a base de cagarla. 
En mi caso, cuando llegué no tenía ni idea de cómo funcionaba el tema. Fue mi HM la que me dijo a qué hora era la Sprachberatung, qué tendría que hacer y todo eso. Así que yo, que esos días estaba más perdida que la aguja del pajar, me dejé llevar. Yo pensaba que ella controlaría el tema de horarios, pero por lo visto los alemanes a veces también tienen imprevistos.
A pesar de haber una VHS en Brühl, decidieron que daría las clases en Köln porque allí podría conocer más gente y porque había más variedad. Ya digo que como no tenía ni idea, no llevé la contraria (grave error).
Tanto mi idea como la de mi HM era de hacerlo por la mañana porque como los niños están en la guardería, es cuando mas tiempo tengo. Pero llegó el problema y es que el único curso que había a esa hora era en un barrio poco céntrico de Colonia. Mi HM lo descartó de inmediato porque me era imposible llegar puntual si tenía que llevar a los críos a la guardería (a día de hoy pienso que sí me hubiera dado tiempo, de todas formas no me arrepiento del curso que me tocó). Al final lo tuve que hacer por la tarde a unas horas un tanto problemáticas ya que los días que tenía curso mi HM se tenía que ir antes de casa por las mañanas para poder volver un poco antes y que me diera tiempo a salir. Al final acabé contentísima con el curso y, he de añadir, me encantaba "salir antes de trabajar" y quitarme el marrón de recoger juguetes, recoger la cocina después de la cena... Eso sí, las mañanas se me hacían interminables porque no tenía nada que hacer (y mira por donde ahora no tengo casi tiempo libre por las mañanas).
Todo esto me lo podría haber ahorrado si desde un primer momento hubiera mirado en la VHS de Brühl, donde SÍ había un curso de B2 por las mañas a una hora que me encajaba perfectamente.


De momento ya tengo dos cursos hechos y otros dos en proceso y estoy encantada. También depende muchísimo del profesor que te toque, de cómo enfoque la clase, de si los compañeros son más o menos comunicativos... El curso del año pasado me tocó un profesor bastante joven que era un encanto. Pasaba bastante del libro, eso sí, pero traía mucha información extra: noticias de periódico, canciones... Los compañeros además eran muy comunicativos, debatíamos mucho de esto y de lo otro... El curso de este año es un poco más "serio" pero de momento tiene buena pinta.

Para los que estéis preocupados con vuestro nivel, tened en cuenta varias cosas. Parece una obviedad, pero hacer un curso en Alemania supone que es totalmente en alemán. Que nadie se piense que, por muy bajito que sea su nivel, le darán las clases en inglés u otro idioma. Esto supone que el nivel en general es más alto que cualquier clase en una escuela de idiomas española y para ir al día y que sea útil hay que trabajar.

A pesar del asesoramiento, la prueba y todo el rollo la elección del curso es un tanto aleatoria. Con esto quiero decir que ya he conocido a varias personas que se meten en un nivel que no les corresponde simplemente porque el horario de ese curso les viene mejor. Tened mucho cuidado con esto porque realmente a la VHS le da igual el curso que hagas, mientras que te apuntes y les pagues, pero el que puede sentirse perdido en clase y no enterarse de nada eres tú. No es una "humillación" hacer un curso por debajo de lo que consideramos nuestro nivel, porque vamos a aprender muchísimo de todas formas, sobre todo  vocabulario. Conozco a varias chicas que con un B1 raspadillo se han metido en un B2 alto porque un A2 era "una tontería". Y lo han hecho sin pena ni gloria porque no se han enterado de mucho. No está mal intentar superarse, pero ir a clase solo por ir y no aprender nada porque no te enteras de nada, eso sí que me parece una tontería. Que luego puedes decir "sí, yo hice un curso de B2 alto" pero si no corresponde con la realidad, no sirve de nada.
Además, al hacer un curso en la VHS no consigues un título de nada, solo un certificado de asistencia que de poco sirve.

Por otra parte, las mujeres de las oficinas (no sé si habrá hombres, nunca he visto a ninguno) suelen ser muy amables. Entienden que somos extranjeros y tienen bastante paciencia con nosotros. Aunque ya os digo que vayáis con todo bien estudiado porque a veces ellas mismas se hacen un lío. Cuando me fui a apuntar al curso en Brühl, le dije a la secretaria que no me hacía falta una prueba de nivel porque ya había hecho un curso en Colonia. Ella me dijo que sí que la necesitaba y yo le tuve que señalar un párrafo del folleto donde ponía que si ya habías hecho un curso no era necesario. Así que mejor ir preparados si no queréis perder una mañana/tarde tontamente.

Espero que os haya servido y a las que estén en el proceso o vayan a estarlo, les ayude a verlo todo un poco más claro :)

lunes, 3 de febrero de 2014

El regalo "envenenado"

Hoy en día está muy de moda regalar cheques/tarjetas regalo. Por si alguien no sabe lo que es, son unas tarjetas con un valor determinado (15€, 20€...) que puedes utilizar en su respectiva tienda como si de dinero se tratase. Son muy frecuentes en tiendas de ropa o tipo Amazon y además son muy cómodas, ya que el regalador se ahorra decidir si esto o aquello le gustará al regalado y el regalado se evita sonreír falsamente ante un regalo que no es de su gusto (regalador y regalado, y que se queje la RAE si quiere xD). Para Alemania, donde el tiempo es oro, este es el regalo por excelencia y muchísimas tiendas tienen tarjetas propias.

Pero vayamos al lío, que me enrollo.
Mi HM me regaló para navidades un bono para la VHS de Brühl. Como ella sabía las dificultades que tuve el año pasado para conocer gente y tal, me recomendó que no lo empleara en un curso de alemán, sino en hacer deporte, excursiones o actividades de tiempo libre.
Qué decir que en ese momento me encantó. El problema viene ahora. Y es que no sé qué hacer con el maldito bono porque ningún curso me cuadra bien con el horario/intereses. Lo que el año pasado era una semana de tiempo libre ilimitado, este año se ha convertido en un sudoku de actividades y trabajo que no sé cómo organizar.

Vayamos por partes.
No sé si ya lo comenté por aquí, pero este año me apunté al gimnasio para acabar con el aburrimiento de las mañanas libres. Gimnasio que me cuesta una pasta y que pago yo de mi dinero. Así que los cursos por la mañana quedan descartados.
Por las tardes tengo que trabajar mínimo hasta las 6-6 y media, que es cuando los HP están en casa y cenan, por lo que cualquier curso que elija tendría que ser después de esa hora. Además, me inclino más por hacer el curso por la tarde-noche para así poder airearme un poco después de tanto niño y volver a casa reconciliada con la humanidad.
Y también tenemos que tener en cuenta que dos días a la semana tengo curso de alemán, por lo que esos días quedan descartados (en teoría sí podría, pero me parece una tontería tener un dos días llenos de cosas y acabar molida mientras el resto de la semana no hago "nada").
Así que ya veis, aquí estoy con el programa de la VHS más que requetermirado, con mil anotaciones, pero sin nada que me convenza. 
Sé que parezco una desagradecida en esta entrada y de verdad le agradezco a mi HM muchísimo el detalle, pero menudo dilema. Los cursos que realmente me interesan y a los que asistiría encantada son incompatibles con mi horario y tampoco me parece "correcto" hacer un curso porque sí sin que me interese (por lo que tendría 0 ganas de ir y se convertiría en una carga).
De momento lo único que me semi convence es un curso de inglé, idioma que tengo enterrado en algún lugar de mi cerebro y que no estaría mal que desempolvara. Pero no me da mucha seguridad ponerme a estudiar otro idioma ¿y si se me juntan en la cabeza y al final acabo hablando un idioma inventado el resto de mi vida?

Y como siempre, este blog vuelve a ser un lugar de frustraciónes y quejas. Pero acutalizaré pronto con algo más entretenido, ¡prometido!

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