lunes, 17 de marzo de 2014

Excursiones aupairiles: Amsterdam

Antes de todo, quiero agradecerle a Ampelfrau que encontrara un hueco en su viaje para visitar Colonia y obligada por mí Brühl. Fue verdadero placer conocerte, ponerle por fin cara a tu blog y a tus historias y comer pizza-burguer contigo.

Y ahora sí la historia de como, sin comerlo ni beberlo, acabé en la capital de Holanda.

Pero para ello, os pondré en situación. Hace un tiempo alguien puso en el grupo de au pairs de Colonia el evento de una excursión de estudiantes a Amsterdam. Salida desde Köln, ida y vuelta 35€. A pesar del maravilloso precio y de la insistencia de unas amigas a mí me tocaba trabajar justo ese sábado y, de todas formas, (y aquí es cuando me doy cabezazos contra la pared por tonta) me dio un poco igual. Amsterdam no había sido nunca una de las ciudades de mi lista. ERROR.

Pasó la semana y yo ya tenía en mente un sábado tranquilito de Milchkaffee y lectura en una cafetería para coger fuerzas para un largo y duro babysitting. Hasta que el viernes me preguntó mi HM
-¿Qué planes tienes para el fin de semana?
Yo: - Poca cosa, como el sábado me tengo que quedar que casa...
HM: - ¿El sábado? ¿Por qué?
Yo: -Porque... ¿os vais de cena, no? 
HM: -Ah ¿no te lo dije? Al final no.

Y ahí fue cuando me tiré en plancha al ordenador para enviar una solicitud a la organización a ver si quedaban plazas. Lo hice muy convencida de que a pocas horas del viaje me mandarían a paseo, pero oye, ¿y si sonaba la flauta?
Y por la tarde, cuando ya me había casi olvidado del tema y había perdido toda esperanza me llamaron porque había habido una cancelación de última hora y quedaba una plaza. Las madres que habían en el parque se me miraron muy mal cuando me puse a dar saltitos de alegría.

En ese momento descubrí las ganas que tenia de ir a Amstedam. Hasta que sonó el despertador. Porque una se ve a las 6 de la mañana con un sueño horroroso, sola en la parada de tren para ir a Colonia, de noche, con un frío que pela y piensa ¿y si no voy? Pero la perspectiva de dormir en el viaje me consoló bastante.

Después de 4 horas de autobús con parada en Aachen y en medio de la nada para ir al aseo (la mitad de las cuales, efectivamente, las pasé durmiendo) llegamos a Amsterdam.

El autobús nos dejó delante de la estación de tren, justo delante del hotel Victoria. Si pasáis por ahí veréis que delante del hotel hay una casita muy mona. Cuando se construyó el edificio, el dueño de la casa no la quiso vender. ¿Qué hicieron? Construyeron el hotel alrededor.


Como buenos estudiantes y pobres que éramos, nos llevaron a una tienda de queso donde nos llenamos el estómago con muestras gratis y deliciosas. Y a partir de ahí, empezamos la ruta.

Llegamos a la plaza central (Damrak), con el Palacio Real y el museo Madame Tussauds de fondo. 



En Amsterdam hay canales, algo parecido a Venecia (realmente no puedo comparar, nunca he estado en Venecia, pero es lo que dicen).



Nuestro objetivo era el museo Van Gogh, para el que por suerte ya teníamos las entradas compradas. Y digo por suerte porque la cola era kilométrica. Yo soy muy fan del arte en general PERO me parece que el precio de la entrada es excesivo para el tamaño de la exposición (vale 15€ sin posibilidad de descuento, mientras que museos como el del Prado o el Louvre valen 14€ (7€ con descuento para estudiantes) y 13€ respectivamente). Muchas de las pinturas más importantes no están ahí y además tuvimos la mala suerte de que el cuadro de los Girasoles estaba en ese momento en Londres. Si el arte no es lo vuestro, no merece la pena entrar y podéis aprovechar para ver otros lugares de la ciudad.
Para entrar hay que dejar mochilas, paraguas, cuchillos (hay un cartel que lo indica) en el guardarropa y pasar por un detector de metales. Las fotos están prohibidas. 


Algunos cuadros que sí se pueden ver en el museo son:

Los comedores de patatas

Almendro en flor

El dormitorio en Arlés
La segunda parada obligatoria en Amsterdam es la casa de Ana Frank. Ana Frank fue una judía alemana que durante la época de la guerra se escondió de los nazis en una casa junto a su familia. Los dos años que duró el encierro escribió un diario en el que contaba su día a día, sus esperanzas y sus ansias de salir al mundo exterior. La casa donde se escondieron está abierta al público y no está amueblada (simbolizando el vacío que dejaron los miles de judíos que jamás volvieron a sus casas) aunque hay maquetas de cómo era entonces. Al igual que en el museo Van Gogh, lo ideal es comprar la entrada por internet porque la cola es muy muy larga. Nosotras hicimos una media hora y eso que va más o menos rápido. La entrada vale 9€, no se pueden hacer fotos y VALE MUCHÍSIMO LA PENA. Las paredes tienen fragmentos del diario que describen como fue el hogar de la familia Frank y van acompañando al visitante a lo largo del recorrido. Esto me parece muy interesante porque no es una típica inscripción de museo que indique, por ejemplo, “las ventanas estaban tapiadas” si no que reproducen el fragmento del diario donde explica por qué las ventanas estaban tapiadas. Es muy sobrecogedor y algo claustrofóbico, un golpe de realidad de lo que mucha mucha gente vivió durante la guerra.

Cola para entrar a la casa

Pasamos por delante de un mercado dedicado a las flores, en especial a los tulipanes.

Rijkmuseum, el más importante de Amsterdam

Olvidaos de hacer una foto sin gente por en medio

Por la noche hicimos con el organizador un tour por el barrio rojo. La prostitución en Holanda al igual que el consumo de marihuana, está totalmente legalizado y el barrio rojo (Rosse Buur). Lo puedes considerar mejor o peor, más o menos ético, pero me parece que es algo que hay que ver por lo menos una vez en la vida. Las prostitutas se exhiben detrás de unas puertas de cristal como si fueran maniquís y esperan a que alguien entren. Hay que llevar muchísimo cuidado por aquí, está PROHIBIDÍSIMO hacer fotos (según el guía te puedes llevar un buen botellazo en la cabeza) y, por supuesto, no es aconsejable criticarlas descaradamente si no quieres recibir algo más que palabras poco educadas. Se recomienda no hablar con nadie, ni siquiera decir que no. Y entre tanta prostituta, luz roja y drogas se encuentra la catedral más antigua de Amsterdam. Como lo oís. Curiosamente, esta se construyó ahí para que los que pecaban pudieran recibir rápidamente una indulgencia y volverse a casa limpitos de pecados a un módico precio. 

En Amsterdam son muy famosos los coffeshops donde puedes comprar marihuana (o productos hechos con ellas como magdalenas o pasteles) de forma legal. También hay muchas tiendas (las típicas de recuerdos) donde encuentras “galletas de la felicidad” al lado de las postales y los imanes. Personalmente me parece absurdo malgastar un día de tursteo por estar colocado (según el guía se ha encontrado a varias personas que llegaban corriendo al autobús perseguidos por un unicornio o que lo han llegado a perder por el mismo motivo...). De hecho, me parece muy triste que una ciudad tan maravillosa esté encasillada por el tema de las drogas, dejando de lado muchas otras cosas fantásticas que tiene por ofrecer.

¡Por cierto! Lo más peligroso que os podáis encontrar en Amsterdam (y en Holanda en general) no son asesinos, ladrones o violadores, sino las bicicletas. Holanda es el país con más bicicletas y se nota. Son bastante imprudentes, van bastante rápido y no tienen cuidado con los peatones, por lo que si no quieres acabar en el hospital y tener que pagarle una bicicleta nueva a alguien mira dos veces antes de cruzar la calle.
Bicicletas, bicicletas y más bicicletas
A las 11 de la noche, con un dolor de piernas considerable y ganas locas de tocar la cama cogimos el autobús. Cuatro horas después y una media hora más de propina en tren llegué a casa.

8 comentarios:

  1. Ayyyyyyy que ilusión que me menciones! :D :D Jajajja
    Fue genial visitar Köln y Brühl, y conocerte también por supuesto! :) Me recordó mucho a mis días como au pair, qué gusanillo me entró de volver a ir jajaj.
    Qué decir de la excursión express, no es algo que se encuentre todos los días, qué suerte poder pasar un día tan increíble y ver tantas cosas, a pesar del madrugón ;). Sabes que espero las fotos de Frankfurt también!
    Un beso!

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    1. ¡El placer fue mío! Has sido mi primera visita en Köln (y por lo que veo, también la última xD) y me hizo muchísima ilusión. Eso sí, sigo con la sensación de que la visita se quedó un poco corta -.- Pero ya sabes, tienes una excusa para volver y ver los jardines de Brühl y el palacio y Bonn... Sabes que eres bienvenida! :)
      El plan de Frankfurt... No sé yo si llegará a buen puerto, pero las fotos las subiré en tu honor ;)

      Un besazo, corazón! :)

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  2. Hola,
    Que guay :)
    A mi me encanta Amsterdam fui cuando hice el interrail y me encanto
    Besos

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  3. ¡En un solo día en Amsterdam has visto más cosas que yo habiendo ido varias veces ya! Cómo se nota cuando vas con guía y con ganas de hacer turismo, y no cansado tras 30 horas de autobús... jajaja.

    Realmente es una ciudad preciosa. Y tienes toda la razón, aunque lo más famoso sea el Barrio Rojo, tiene museos y lugares que vale la pena admirar durante bastante tiempo. Una cosa que no has visto y que también es muy interesante es la fábrica de Heineken. Lo tienes pendiente para la próxima vez que vayas :D

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    1. ¡Fue lo único que nos dejamos por ver! Era o eso o la casa de Anna Frank, y claro, queda muy mal rechazar la historia por la cerveza (aunque por la cerveza se rechazaría todo xDD). Eso sí, no nos fuimos sin tomamos una Heineken en un pub por la que, por cierto, nos clavaron como a buenas turistas.

      Un beso, feo! :)

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  4. Hola!!! La primavera pasada visité Amsterdam pero el Museo Van Gogh estaba cerrado... Qué bonitas las fotos de los canales!
    Este verano me voy a Irlanda como Au pair, así que voy siguiendo tu blog para hacerme una idea de la situación y contar con alguna experiencia:)
    Besos!

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    1. ¡Hola, corazón! Dicen que cuando te queda algo que ver de una ciudad, es que volverás ;)
      Te iré leyendo, a ver qué tal les va a las "nuevas generaciones" de au pairs :)
      Un beso

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