domingo, 14 de septiembre de 2014

¡Quién te ha visto y quién te ve!

Si hay algo que se repite en todos los blogs y que a todas nos encanta decir es eso de "esta experiencia te cambia mucho". Pero no lo decimos por decir, no, es la pura verdad. Claro que durante el proceso puede que no nos demos cuenta, pero una vez regresas a tu hábitat natural te das cuenta de la cantidad de cosas que ya no ves con los mismo ojos o que no entiendes como podías hacer eso hace solo un año.

En mi caso, esto fue lo que cambió de un año para otro:

En Alemania decidí dejar de lado el Colacao de toda la vida por una taza de café. Al principio no le veía la gracia, y ahora lo tomo por gusto. 


Antes de salir de mi casa no hacía mucho en cuanto a las tareas del hogar se refiere (ventajas de tener una madre de las de "quita, que tú no sabes, ya lo hago yo"). Después de un año, sé que soy totalmente capaz de poner una lavadora, una secadora, pasar la aspiradora, limpiar una cocina, fregar cacerolas y muchos muchos más.


Volví a engancharme a la lectura. Con los líos de la universidad, esto y lo otro, dejé los libros de lado. Leía de vez en cuando y libros que me recomendaran. En Alemania redescubrí lo que me gusta leer, meterme en una historia y verme reflejada en unos personajes. ¡Y ahora también en alemán!


Antes era una obsesionada del móvil, lo admito. Que si Whatsapp para arriba, que si Facebook para abajo... El año como au pair no tuve móvil con internet (de hecho, mi móvil de allí era un Samsung que lo más avanzado que tenía era la pantalla a color) y pude sobrevivir. Y de hecho me gustó mucho. Ahora que todo vuelve a "la normalidad" intento mantener distancia con él y no ser una whatsapp-dependiente de nuevo.


Aprendí a organizarme el tiempo. Si quería estar en un sitio a una hora, tendría que salir de casa con tanta antelación y hacer el camino de tal forma, entre otros ejemplos. Aunque parezca una tontería, esto era algo que antes no contemplaba y, oye, ayuda mucho a llevar una vida más o menos organizada.


Aprendí lo que es convivir con otras personas que no eran mi familia. Esto lo conocemos todos los que vivimos en casa de nuestros padres. ¿Quién no ha visto platos sucios en el fregadero y ha pensado "que lo haga otro"? ¿O ha dejado algo en el lugar que no tocaba sin el más mínimo remordimiento (con el consiguiente "mamá, ¿has visto mi no sé qué? ¡Si lo dejé aquí mismo!")? Cuando vives fuera de la "confianza" de tu casa aprendes que hay cosas que son o no son aceptables. Y esto, para el futuro, ayuda.


Conseguí arreglar situaciones que me superaban a mí misma. Cuando no puedes más, cuando has tenido un día horrible, cuando has aguantado una tarde entera a un niño poseído por el mismo demonio, cuando te encuentras un pájaro destripado en medio de la alfombra del recibidor... Ahí te ves con la vida real cara a cara, sabes que no puedes hacer otra cosa que seguir hacia delante, porque no hay vuelta atrás. En otras circunstancias lo hubiera mandado todo a tomar por saco, pero cuando toca, toca. Y lo mejor es saber que lo has hecho y lo has conseguido.


Antes era una adicta a las series. No podía vivir sin saber qué había pasado en el último capítulo de Anatomía de Grey o qué habría pasado entre Damon y Elena. Las leyes alemanas son muy duras con los que se descargan archivos de forma ilegal y yo tampoco quise arriesgarme a meterme en páginas de visualización on line, así que decidí hacerme abstemia por un año. Oye, y no se estaba mal. El día tiene más horas cuando no te pasas unas cuantas enganchada al ordenador.


Aprendí a valorar el dinero. Esto me parece muy importante para gente que, como yo no, había trabajado nunca y vive de las pagas de nuestros padres. Cuando trabajas y sabes lo que realmente cuesta ganarte ese dinerillo, aprendes a valorarlo más y a plantearte en serio cómo puedes gastarlo de la mejor manera si quieres que te dure hasta fin de mes.


Y lo más importante, durante este año aprendí a ver la vida desde otra perspectiva. Empecé a plantearme mi futuro, qué era lo que quería hacer y qué era lo que de verdad quería alcanzar. Parece una tontería, pero cuando ves la vida fuera de tu "zona de confort" descubres que hay muchas cosas que no sabes o que ni si quiera te has planteado. ¿Qué haré después de terminar la carrera? ¿A qué me dedicaré al terminar? ¿Tendré que irme otro año al extranjero? Y aunque he de reconocer que todavía no tengo respuestas a esas preguntas, lo veo de una forma que sé que antes no la habría contemplado.

4 comentarios:

  1. Me ha encantado este post!!!
    La verdad cambias mucho estando en el extranjero una temporada. Yo coincido en muchas de ellas ya que yo tambien vivia y he vuelto con mis padres jeje. A mi me paso al reves con el wassap y facebook alli me volvi mas adicta, vivo sin ellos feliz, pero hasta estas pasadas navidades no tenía movil con internet y la soledad del monte me hizo mas adicta al facebook
    besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me encanta que te encante :D La verdad, eso de volver a casa de los padres... Nunca pensé que sería tan duro! Jajaja
      Yo era una enganchada al Facebook en casa, lo tenía siempre abierto, pero una vez fuera, nada de nada. Ahora con tanto internet para arriba y para abajo es casi imposible estar algo "desconectada" pero bueno, se intenta ;)

      Muchas gracias por pasarte y seguir comentando, corazón!

      Un besote! :)

      Eliminar
  2. Muy de acuerdo con esta entrada, desde el colacao (muy cierto por cierto, yo en este caso lo he cambiado por té jajaja) hasta el replantearte el futuro.
    No sé en qué andas ahora porque he llegado a la última entrada pero que todo te vaya biem, un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si es que, parece una tontería, pero hasta en esas cosas del día a día cambiamos ;) Ahora mismo sigo con la uni, que la dejé a medias, pero intentaré seguir sacando ratillos para ir publicando ^^
      Un besote, flor, y gracias por pasarte!

      Eliminar

¿Quieres saber más?

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...